Estás finalizando la obra de un complejo residencial con unas zonas comunes fantásticas, unos desniveles complejos que se resuelven colocando las edificaciones en bancadas. Todo el trabajo ha fluido de principio a fin, estás con los últimos repasos, y no has hecho uso de los 3 meses de prórroga del contrato de compra de los clientes, por lo que están ansiosos por entrar en sus viviendas, y el comentario “en la calle”, es lo bien que has hecho tu trabajo.

La dirección facultativa tiene todo listo para presentar en el Ayuntamiento, gracias a que todo los has ejecutado en plazo, sin contratiempos. Tu presupuesto no ha variado con la oferta que presentaste, incluso ha permitido al promotor mejorar algunas calidades.

El promotor te llama, para decirte que trabajando así no pensará en nadie mejor que tú para ejecutar su próxima promoción, que será más grande que está pero ha visto tu solvencia desde el principio y sabe que podrás darle el resultado que espera.

Cerca, otra promotora ejecuta una promoción parecida a la tuya, empezó antes que tú y aún ves el trasiego de operarios rematando el interior de las viviendas y la urbanización parece que le quedan 3 meses para verle el fin. 

Antes tu situación era como la de esa constructora, pero tomaste la decisión de hacer las cosas de forma distinta a como lo hacia “todo el mundo”, apostaste por incorporar la tecnología a unos procesos que conocías perfectamente, y eso te permitió optimizar todas las tareas que realizas en tu día a día, para llegar a este resultado, que ahora después de mucho esfuerzo ves como da sus frutos en forma de una trabajo mejor hecho y unos clientes satisfechos que agradecen tu profesionalidad, y tu buen hacer, y esto se traduce en recomendaciones, que te han llevado a tener nuevos clientes de calidad.