En el mundo empresarial, a menudo nos encontramos en modo de supervivencia. Nuestros días están llenos de la necesidad de apagar fuegos, dejando nuestra lista de tareas sin terminar porque se presentan constantemente nuevos retos que requieren nuestra atención inmediata. Este ambiente provoca mucho estrés, impidiéndonos avanzar y enfocarnos en lo verdaderamente importante. Sin embargo, cambiar esta forma de trabajar no sólo es posible, sino esencial.
Especialmente en la industria de la construcción, está surgiendo un fenómeno que podríamos describir como “Constructoras de dos velocidades”. En este escenario, las empresas de construcción se dividen en dos categorías: aquellas que aún luchan en modo supervivencia y aquellas que han abrazado estrategias y tecnologías innovadoras, acelerando su ritmo hacia la ‘alta velocidad’.
Las primeras, se encuentran atrapadas en un ciclo constante de apagar incendios y mantenerse a flote. Este grupo se encuentra en un estado permanente de reactividad, dedicando más tiempo y recursos a tratar los síntomas en lugar de las causas subyacentes de sus problemas. A menudo, se quedan atrapadas en procesos obsoletos y tradicionales, luchando por mantenerse al día con el cambiante sector de la construcción.
Por otro lado, las constructoras de "alta velocidad" han adoptado un enfoque más proactivo para su negocio. Han comprendido que la adaptación y la innovación son cruciales para la supervivencia a largo plazo en este sector. En lugar de remendar problemas a medida que surgen, estas empresas invierten en tecnología y capacitación, permitiéndoles anticipar problemas antes de que ocurran y abordarlos de manera más efectiva. La digitalización, la adopción de nuevas metodologías de construcción como LEAN, BIM, especializarse en construcción industrializada y la formación continua de su personal, son algunos de los rasgos que definen a estas constructoras de alta velocidad.
El contraste entre estos dos tipos de empresas es notable y revelador. Las constructoras de alta velocidad están emergiendo como líderes de la industria, al tiempo que garantizan su estabilidad y crecimiento a largo plazo. Mientras tanto, las otras empresas de corren el riesgo de quedarse atrás, atrapadas en un ciclo sin fin de supervivencia.
Por tanto, este es el momento de replantearnos nuestro modo de trabajar. ¿Dónde se encuentra tu empresa en este espectro de dos velocidades? Es hora de dejar de apagar fuegos y empezar a innovar, a cambiar, a adaptarse. Sólo así podremos salir del modo supervivencia y garantizar el éxito y la prosperidad de nuestras empresas a largo plazo. La elección es nuestra: ¿nos quedamos en la primera velocidad o nos aventuramos hacia la más alta?
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